“Hemos desarrollado el mayor pacto social de la historia de manera repentina y, de forma transversal, nos ha salvado la ciencia y nos ha puesto del otro lado del puente”.  Así resumió el presidente de MAPFRE, Antonio Huertas, la respuesta común tras la irrupción de la pandemia en su intervención en la III edición del Foro La Toja Vínculo Atlántico, en una mesa de debate sobre el futuro del empleo, junto a Sara de la Rica, directora de ISEAK; Carl Benedikt, director de Future of Work de la Universidad de Oxford, y Javier Pereiro, director general de Fundación Empresa-Universidad Gallega, moderados por Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social.

 

En lo que respecta a la actitud de las organizaciones, Antonio Huertas subrayó que “la empresa ha dado la talla; lo dejamos todo para poner la maquinaria al servicio de los trabajadores y de los estados para ayudar a salir de esto cuanto antes”. Igualmente, puso de relieve la respuesta natural de los empleados, que adquirieron la solidez del “esfuerzo solidario”.

 

“La buena empresa es social y de mercado”, resumió, y fue capaz de reflejar, ante sus trabajadores, “lo que significa estar en un modelo empresarial con valores”. “Todos somos conscientes de que provenimos de mundos éticos que han ayudado enormemente al progreso”, recapituló.

 

No obstante, Huertas apeló que estar preparados para la nueva realidad. “Hay cosas que no cambian, los valores a partir de la educación -con respeto y capacidad-, la cultura del esfuerzo y saber que tenemos que estar preparados. La sociedad nos ha aportado mucho -solidaridad, ayuda, equilibrio y conocimiento del entorno- pero seguimos arrastrando vicios como la hipocresía, que nos lleva a preferir productos y servicios low cost. “No es compatible el modo de vida que queremos con el que estamos desarrollando”, defendió.

 

En esa línea, alertó de que “si queremos una economía low cost solo tendremos empleo low cost”. Por ese motivo, “si queremos defender la integración social y el futuro, necesitamos solidaridad y entendimiento de los principios sociales”.

 


Reforma educativa y acercamiento a la empresa

Una vez controlada la pandemia, a juicio de Antonio Huertas, la primera preocupación que debemos tener como país debe ser la educación. Refiriéndose al actual modelo educativo, aseguró que está caracterizado por un “alto nivel de calidad en la educación pública, pero también un alto déficit de competencias necesarias para las empresas”. “El mundo educativo requiere una importante reforma, humanista, pero que integre el aprendizaje” de skills “que requieren las corporaciones”, aseguró.

 

“El problema que tenemos es que se nos caería la cara de vergüenza si dijéramos a los padres que perderán su trabajo, porque carecen de las habilidades necesarias, para garantizarle un empleo a sus hijos”,  advirtió.

 

El foro atlántico de debate comenzó el miércoles, en Galicia, y se prolongará hasta el 1 de octubre con mesas de debate sobre tema de actualidad como equilibrio geoestratégico, futuro del empleo, digitalización y compromiso medioambiental, entre otros.

 

En la apertura de esta conversación sobre empleo y digitalización, Antón Costa explicó que el trabajo tiene una centralidad importante en la sociedad y en la economía. “El núcleo moral que legitima el sistema del mercado y el capitalismo democrático es la promesa de que podrá ofrecer oportunidades para todos”, señaló.


Innovación y talento para el futuro

Abundó en la relación del empleo con la digitalización, la robotización y la transición ecológica. “No soy capaz de imaginarme cómo va a funcionar la transición (la de la digitalización y la ecológica) sin un compromiso efectivo con el pleno empleo”, dijo, e hizo hincapié en que la Covid está transformando conductas sin que aún seamos muy conscientes. “Necesitamos buenos empleos para más personas y en más lugares del país”, resumió Costas.

 

Carl Benedikt, por su parte, se refirió al estudio de la universidad Oxford Martin sobre el impacto de la digitalización sobre el empleo, a los clusters de innovación, teletrabajo, ciudades inteligentes y futuro de las oficinas.  Pasar al trabajo remoto no puede poner en jaque la productividad, afirmó. La universidad es donde se forjan amigos para toda la vida y hasta donde se encuentra pareja, planteó. “La Formación Profesional (FP) deberá corresponder para aportar una experiencia global si quiere atraer a los jóvenes”, matizó.

 

Sara de la Rica reflexionó sobre la transformación digital y las lecciones de esta pandemia, a la que seguramente sucederán otras, “cuando la vida, las relaciones, el trabajo y la vida entera se ponen patas arriba”. Tenemos mucho que pensar en materia de impacto psicológico, anticipó. Con respecto al teletrabajo, lo calificó como un “experimento social formidable”, si bien remarcó la importancia de la presencialidad, modulada por fases de ejecución en las que se pueda trabajar en remoto. Modelos híbridos, atracción de talento y recualificación continua de los trabajadores completaron su intervención. La FP será, a su juicio, la salida de futuro.

 

Finalmente, Javier Pereiro echó la vista atrás sobre la percepción que tenían su padre y abuelo del trabajo, la tecnología y las oportunidades, cómo le afectaron a él, y reflexionó sobre el creciente sesgo de cualificación, las demandas actuales, la incertidumbre y el futuro de su propia hija, que necesitará “trabajo en equipo, multidisciplinariedad y creatividad ética”, entre otras competencias. “Tecnología, ciencia y salud -y también las ciencias sociales- son vertebradoras del futuro del empleo”, anticipó.


Otros artículos de interés:

Antonio Huertas en la UNIR: «El seguro ha respondido frente a la Covid y queremos seguir siendo parte de la solución, también en la recuperación» 

Generación Covid y el empleo que viene: + digital, híbrido y versátil

Educación digital: la empresa se suma a una ola transformadora