El cambio climático es una de las grandes amenazas a las que se enfrenta la humanidad y se caracteriza por una variación en los patrones de comportamiento de cualquier fenómeno meteorológico. Desde hace millones de años, la Tierra ha sufrido períodos de gran oscilación térmica por causas meramente naturales, como pueden ser por ejemplo las corrientes oceánicas o el impacto de las placas tectónicas entre sí. Desde la aparición y posterior evolución del ser humano, este proceso se ha ido agravando de manera exponencial, sobre todo desde el siglo XIX –con la Revolución Industrial– hasta nuestros días.
Uno de los grandes culpables del cambio climático es lo que se conoce como efecto invernadero, un proceso natural que permite regular la temperatura del planeta reteniendo gran parte del calor que proyecta el Sol para, de esta manera, conseguir un clima más adecuado para el desarrollo de la vida en general. Pero que, por desgracia, ha acabado teniendo connotaciones negativas.
Una sobre-emisión de gases de CO2 provenientes sobre todo de los combustibles fósiles (necesarios para propulsar nuestros medios de transporte o proporcionar energía a cualquier planta industrial), ha provocado que la temperatura global de nuestro planeta haya aumentado 1,5 grados desde el año 1850 (justo cuando se produjo la II Revolución Industrial). Tanto es así, que se empieza a estimar que alrededor de 2100, la temperatura de la tierra subirá hasta 4 grados, muy por encima de lo contemplado en los Acuerdos de París, en los que la mayor parte de países se comprometieron a un incremento de temperatura media mundial por debajo de 2 grados con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5º C.
Después de estas pinceladas sobre qué es el cambio climático y las causas de su origen, vamos a ahondar en las consecuencias directas que puede tener este fenómeno en la vida del ser humano:
Aumento del nivel del mar
El aumento de la temperatura global de la tierra provoca que los casquetes polares se vayan derritiendo de forma paulatina, algo que se traducirá en un aumento considerable del nivel del mar. En este sentido, las ciudades costeras serán susceptibles de quedar completamente anegadas por el agua. Debido a este fenómeno, millones de personas en todo el mundo deberán trasladarse a ciudades del interior originando así que algunas zonas queden superpobladas.
Condiciones meteorológicas extremas
El cambio climático también está estrechamente relacionado con la oscilación brusca de temperaturas. En primer lugar, un calor extremo puede provocar sequías generalizadas, desertización de ciertas zonas y un aumento de incendios forestales en verano. Por su parte, aquellos lugares de mayor latitud pueden ver cómo sus campos de cultivo quedan completamente inservibles debido a las gélidas temperaturas. También hay que mencionar que la calidad del agua puede disminuir de forma considerable, algo que afectará directamente a la salud del ser humano.
Impacto directo en la economía
Cualquier catástrofe natural relacionado con el cambio climático va a tener un impacto negativo en la economía mundial. Como tantas veces hemos podido observar en las noticias, un tifón o una gran inundación son capaces de dañar cualquiera de las infraestructuras de un pueblo o ciudad, algo que después tendrá que reconstruirse a través de fuertes inversiones de capital.
Todo esto sin mencionar que sectores primarios como la agricultura, la ganadería o la pesca se pueden ver seriamente afectados. En este sentido, un reciente estudio de la revista Nature Climate Change estima que las inundaciones provocadas por el cambio climático, podrían causar pérdidas cifradas en 23,5 billones de euros anuales para el año 2050 tan solo en la Unión Europea.