Durante la reciente conferencia (Re)Connect, Eduardo Pérez de Lema, CEO de MAPFRE RE, mantuvo una charla con Rachel Dalton, periodista especializada de la publicación Insurance Insider, sobre diferentes temas, entre ellos las ideas y lecciones aprendidas sobre la creciente gravedad y frecuencia de las catástrofes naturales, su adaptación tras la COVID-19, las consecuencias del huracán Ida, la adecuación de los precios en los distintos mercados y la evolución de la garantía de los ciber riesgos.
Sobre los planteamientos de MAPFRE RE acerca del cambio climático y las medidas para proteger su cartera y a los tomadores de seguros durante la próxima década, Pérez de Lema declaró: «La realidad es que durante muchos años hemos demostrado nuestra fortaleza a la hora de absorber esta volatilidad, y eso subraya la gran responsabilidad que tenemos para con la sociedad; sin embargo, es una lástima que aún exista una brecha tan grande de protección, con un gran número de pérdidas generadas por las catástrofes naturales no aseguradas, en particular en regiones en las que sería de lo más necesario».
A este respecto, considera que «tenemos muchas responsabilidades, en gran medida, centradas en superar las brechas de protección» mediante la adecuada identificación, valoración y modelización de los riesgos; haciendo que la cobertura de seguros resulte más accesible y ampliando las fronteras de las garantías proporcionadas, para que se pueda ofrecer la protección ante los riesgos que hoy no son asegurables, o en lugares en los que la cobertura no es asumible.
Las pérdidas por catástrofes naturales están en alza porque su dureza está aumentando y porque los peligros secundarios incrementan la factura total de las catástrofes. Para el CEO de MAPFRE RE, “este aumento no puede considerarse una sorpresa. Es normal que tengamos eventos frecuentes. Además, si estos llamados peligros secundarios nos pillaran por sorpresa en su conjunto, sería algo muy preocupante”, apuntó.
Tampoco se pueden considerar sorprendentes las consecuencias en cuanto a frecuencia y gravedad relacionadas con el cambio climático, “ya que es algo que sabíamos que iba a pasar y que tenemos que contribuir a mitigar”, explicó, “pero tampoco podemos achacarlo todo al cambio climático”.
En su opinión, esto pone de manifiesto la necesidad que todos compartimos en el sector: “identificar y gestionar los riesgos debidamente, así como repercutir un precio apropiado para los riesgos que asumimos”.
Por último, al respecto de la adaptación de MAPFRE RE al impacto de la COVID-19, la califica de manejable porque no se hallaron en las líneas de negocio más afectadas. Sin embargo, la pandemia ha demostrado las posibles consecuencias de ciertos riesgos, que para Pérez de Lema “refuerzan una vez más la necesidad de unas definiciones y limitaciones de riesgos y garantías extremadamente rigurosas. Como sector, no podemos exponernos a hacer promesas que sencillamente no podremos cumplir”.
Tras el huracán Ida, según las estimaciones, “parece que, una vez más, el resultado global en cuanto a catástrofes este año no será bueno”.
En cuanto a los ciber riesgos, el ejecutivo opina que solo pueden aumentar. “No cabe duda de que habrá una mayor demanda de cobertura. En cinco años, llegaremos a ese terreno”, explicó. “[…] Nuestra visión es: aún hay que mejorar en definir la garantía”. MAPFRE, como Grupo, ya comercializa ciberproductos con cobertura afirmativa en ciertos mercados, especialmente en España, para ciertos segmentos de clientes.
Las preguntas finales giraron en torno a la inversión medioambiental, social y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), en las que Pérez de Lema identifica una responsabilidad incuestionable y cambios en la forma de trabajar tras la pandemia. “Probablemente haya que trabajar más en la parte social de la ecuación para garantizar que la sociedad esté mejor protegida”, apuntó.
Sobre los modelos de trabajo híbridos, Pérez de Lema recordó que MAPFRE RE ya estaba ahí antes de la COVID-19 y que poco a poco vuelve a garantizar la flexibilidad. Como reaseguradores tenemos experiencia, pero valoramos mucho la interacción personal, que nos lleva a estar también presentes en la oficina. “Lo que hemos estado haciendo es gestión de crisis y no flexibilidad”, y ahora la organización está recuperando la interacción personal con socios y clientes.
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