Miles de aeronaves no tripuladas y guiadas por GPS empiezan a formar parte de nuestro paisaje. Más de 174.000 drones se venderán este año para vigilar fronteras, prevenir averías y revisar el estado de la red eléctrica. ¿Lo último? También transportar pasajeros, vigilar exámenes y repartir comida a domicilio.
Los drones no son un invento de este siglo, por curioso que parezca, sino de finales del XIX. El primer avión no tripulado surgió en Austria, en 1849, donde por primera vez se fabricaron 200 globos aerostáticos que lanzaron bombas contra Venecia. Hoy, los drones de uso profesional siguen siendo claves en labores de inteligencia y combinan su capacidad de vigilancia con el hecho de ser armas en sí mismos.
El espectáculo está servido
Hace pocos meses, los espectadores de la Super Bowl, el principal campeonato profesional de fútbol americano, disfrutaron de una actuación de Lady Gaga con un cielo lleno de luces. Esto fue posible gracias a los 300 drones de Intel que surcaron el cielo iluminándolo con sus LED.
Pedir una pizza que no llegue en moto también es posible. Por el momento solo lo ha conseguido una empresa rusa que sirve a sus clientes pizza a través de pájaros metálicos que entregan los pedidos de forma rápida y segura.
Los drones en MAPFRE. No hay duda de lo que pueden facilitar el trabajo estas aeronaves. No hace mucho un hotel sufrió un incendio y gracias a la utilización de un dron se llegó rápidamente, se conoció la magnitud de los daños y el origen del fuego. Todo ello de una manera ágil y sin que el perito corriera ningún riesgo.
Este artículo es de Ana Gutiérrez para El Mundo de MAPFRE.