Para Alberto Matellán, economista jefe de MAPFRE Inversión, el panorama económico global va a mejor. “Soy optimista, aunque persistan los riesgos”, explicó al inicio del evento sobre Finanzas Sostenibles organizado por Neofinders. Insistió en que están advirtiendo ese clima en los mercados financieros, con estimaciones de crecimiento económico por encima del 5%, grandes corporaciones -sobre todo estadounidenses- que recuperan beneficios y oportunidades, especialmente en Asia. No obstante, recordó que los ciudadanos en España siguen viendo un escenario dominado por altas tasas de desempleo y dificultades para las pymes.

“Creo que a partir de aquí, va todo a mejor”, anticipó durante el evento en el que participaron, además, Juan Carlos Delrieu, Director de Estrategia y Sostenibilidad en la Asociación Española de Banca (AEB), y la directora de Operaciones e Inversiones de Neofinders, Eva Benítez, quien moderó el encuentro.

Delrieu también puso el acento optimista en el futuro, dominado por un acuerdo in extremis con el Reino Unido y el multilateralismo de nueva Administración de Joe Biden en EE.UU. “Si la vacunación va bien y se emplean los fondos europeos de forma adecuada, España sentará las bases para un futuro más brillante”, anticipó.

Para Matellán, lo importante no es cuánto crezca la economía, sino que el crecimiento llegue a todos -por eso la sostenibilidad es tan importante-, y que acompañen las políticas monetarias y fiscales.

El carácter transformador del ESG  

Ambos expertos señalaron que el binomio rentabilidad-riesgo, unido a lo social, hace que se robustezcan las finanzas y tengan un carácter transformador. Dicho de otro modo, la inversión responsable crea riqueza, integrando criterios ESG, por sus siglas en inglés, que desglosaron para explicar la importancia de cada uno de sus factores: el ambiental (E), el social (S) y el de gobernanza (G).

La parte medioambiental fue la primera variable que entró en la ecuación financiera, porque se puede medir con más precisión y porque apela a un problema -el de las catástrofes naturales- que pueden afectar al sistema financiero global, no solo por los riesgos físicos que entraña (inundaciones, sequías, incendios), sino por otros riesgos paralelos que puede generar.

Matellán se refirió a continuación a los parámetros sociales y de buen gobierno, “más etéreos”. “Es ahora cuando estamos empezando a desarrollar metodologías de medición. La parte social es la que atañe a las personas, la que puede mejorar realmente la vida en todas las dimensiones: no solo en cuanto a reducción de la pobreza, sino apoyando por ejemplo proyectos de discapacidad -como hace el vehículo MAPFRE AM Inclusion Responsable–  aumentando la empleabilidad de estas personas y mejorando su vida en muchos aspectos” “Las entidades bancarias y aseguradoras tenemos la responsabilidad de devolver a la sociedad lo que recibimos. Tenemos fondos como el de Inclusión que mide precisamente el compromiso de las compañías, con   metodología propia, y demostramos que impacta en su rentabilidad”, explicó.

Sobre buen gobierno, destacó como ejemplos la importancia de que las corporaciones cuenten con consejeros independientes o la medición de la calidad de la contabilidad. “Creo que hay mucho por hacer en este ámbito”, admitió.

Se refirió al MAPFRE AM Good Governance, posiblemente el único fondo de buen gobierno del mundo, y que, “en 2020, en un contexto complejo marcado por la pandemia, ha obtenido una rentabilidad superior al 25%”, aseveró.

Credibilidad y coherencia

El economista jefe de MAPFRE Inversión explicó que las inversiones sociales, verdes y bien gobernadas son rentables si se hacen bien y de forma creíble. “Se genera rentabilidad cuando un negocio funciona; la ventaja es que es posible unir ambas cosas, uniendo la parte sostenible con la materialidad en el negocio”, admitió.

En cuanto a los desafíos de las inversiones sostenibles, ambos coincidieron en que son tácticos y no están resueltos, como la dificultad de recabar datos de las empresas en cuanto a cuestiones éticas o sociales. También existen desafíos geopolíticos.

Delrieu mencionó el Centro de Finanzas Sostenibles y Responsables (FINRESP), centro financiero para la Sostenibilidad en España, diseñado por todo el sector financiero español con el propósito de capturar las oportunidades, demostrando a Pymes y al tejido productivo que apostar por la sostenibilidad es positivo.

Además, MAPFRE creó en 2020 un Observatorio de Finanzas Sostenibles, ante la ausencia de un corpus de conocimiento previo sobre finanzas sostenibles, para brindar recursos de conocimiento y práctica al servicio de entidades académicas, como la Universidad de Siena, para conjuntamente crear mayor conocimiento sobre estos temas.

“La clave es la credibilidad”, recordó Matellán. “No puedo ser un inversor muy verde y muy social, si después no actúo de la misma forma a todos los niveles de la organización. Se requiere coherencia: la sostenibilidad debe impregnar toda la cultura y todas las actividades de la empresa”, concluyó.