• El mejor modelo es el que apoya el ahorro en 3 pilares: público, vinculado al empleo e individual
  • Los países analizados han reforzado la sostenibilidad de sus pensiones retrasando la edad de jubilación y actuando sobre el incentivo fiscal y sobre el ahorro complementario

De manera independiente a la encuesta realizada a nivel nacional para conocer la percepción de los ciudadanos en relación al ahorro, específicamente al destinado a la jubilación y, en general, sus expectativas sobre el modelo de pensiones en España, el Servicio de Estudios ha analizado los principales modelos de pensiones y cómo se han ido reformando cada uno de ellos para encajar en su sostenibilidad del impacto de los movimientos demográficos y, muy especialmente, el del  envejecimiento poblacional.

Además del español, también se han analizado los sistemas de pensiones de Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, Holanda y Chile.

En general, los seis modelos analizados actúan o han actuado sobre tres variables y bajo un principio general. Las tres reformas más comunes han sido retrasar la edad de jubilación, que tiene el doble efecto de incrementar los ingresos del sistema y reducir el coste ya que el jubilado cobrará menos años su pensión; aumentar los incentivos fiscales, e incrementar el ahorro voluntario, especialmente entre los trabajadores.

El principio general es buscar un mayor equilibrio entre los tres pilares del ahorro que intervienen en la generación de renta futura para los trabajadores: pilar 1 (las pensiones públicas, pilar 2 (el ahorro vinculado al empleo) y pilar 3 (el ahorro individual)

“El sistema de pensiones que mejor reparto hace de estos pilares, en los que participa el Estado, la empresa, y el individuo, es sin duda el más efectivo”, señaló Manuel Aguilera, Director General del Servicio de Estudios de MAPFRE, departamento que ha elaborado el informe.

Este modelo combinado, indicó Aguilera, contribuye significativamente a que los riesgos que impactan en el sistema de pensiones sean menores.

El Informe pone de manifiesto que los actuales sistemas de pensiones se enfrentan a la necesidad de ser reformados con el fin de garantizar su sostenibilidad y estabilidad en el largo plazo.

En este sentido, apunta, además, a que no solo deben corregir los problemas de financiación derivados de la materialización de riesgos demográficos, económicos y financieros, sino que, en algunos casos, deben atender también las consecuencias no deseadas derivadas de las propias medidas que se han implementado para intentar corregirlas.

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Más información: Informe de Fundación MAPFRE «Sistemas de pensiones»