La crisis es un catalizador para la industria, y el sector de gestión de activos no es ajeno a esta tendencia. José Luis Jiménez, director general de inversiones de MAPFRE, analiza, en una entrevista con el número 100 de la revista Cambio Financiero, las claves del éxito del grupo, el compromiso con la inversión socialmente responsable; la gama de fondos con los que cuenta MAPFRE AM; el potencial impacto del retroceso económico sobre el negocio de la gestión de activos; el proceso de concentración que está viviendo el sector;  la reciente incorporación del grupo en las inversiones alternativas, como el private equity o las infraestructuras; y ofrece su opinión sobre la política económica necesaria en plena crisis:

  • MAPFRE AM es la sociedad gestora de fondo del grupo en España. Su filosofía de inversión combina la creación de valor a largo plazo con la protección del patrimonio. ¿Cuál es su compromiso con un modelo de valor sostenible?

El compromiso es total, no hay creación de valor si no es sostenible. Es cierto que no es fácil definir lo que significa “sostenible” y que incluso la propia definición de la RAE se queda corta, pues no es tanto que pueda durar en el tiempo sin agotar los recursos, sino que perdure y tenga un impacto positivo sobre la sociedad y el medioambiente.

  • ¿Con qué fondos cuenta la gestora que cumplan con criterios ambientales y qué comportamiento han tenido en medio de la inestabilidad de los mercados como consecuencia de la pandemia de la COVID-19?

En total, MAPFRE AM cuenta con cuatro vehículos más que integran estos criterios en su estrategia de inversión, además de un plan de pensiones y una EPSV. Por un lado, lanzamos al mercado, junto a nuestro socio francés LFR, el MAPFRE Inclusión Responsable. Este fondo, que ha sido destacado por Naciones Unidas como ejemplo en su guía de buenas prácticas de la ISR, invierte en compañías que promueven de forma especial la inclusión de personas con cualquier tipo de discapacidad. También tenemos el MAPFRE AM Good Governance Fund, que se empezó a comercializar en 2017. Es un fondo ASG, que busca, para construir su cartera, las mejores prácticas del buen gobierno corporativo en empresas europeas y americanas. Y completa la gama el MAPFRE AM Capital Responsable, tanto en formato fondo como plan de pensiones, que busca preservar el capital, pero sin renunciar al crecimiento a largo plazo y, para ello, cuenta con una cartera equilibrada de activos de renta fija y acciones europeas (cerca de un 70% son bonos, y en torno al 25%, acciones).

Todos se han comportado de forma excepcional batiendo a sus índices de forma extraordinaria y generando grandes beneficios o minimizando pérdidas. Además, nos hemos aliado recientemente con Global Social Impact Investments SGIIC (GSI) para otorgar financiación a empresas de alto impacto social tanto en mercados frontera como emergentes. Lo hacemos a través de un fondo abierto de deuda privada, denominado Global Social Impact Fund (GSIF), que pone el foco inicialmente en modelos de negocio consolidados del África subsahariana y se expandirá potencialmente a Latinoamérica.

  • Con la pandemia, la economía se desploma. No importa tanto el diagnóstico de la situación como las consecuencias de la crisis. ¿Cómo influirá esta hibernación en el negocio?

Afortunadamente MAPFRE es una entidad con un claro enfoque en el largo plazo, lo que unido a su carácter profundamente social y al hecho de que la Fundación MAPFRE sea el principal accionista, otorga una estabilidad y una visión de futuro muy distinta a la de otras entidades. Esta crisis es una oportunidad de crecimiento muy importante para nosotros y estamos convencidos de que la vamos a aprovechar.

  • ¿Qué experiencias y enseñanzas extrajeron de crisis anteriores en el mercado asegurador?

Quizás, desde el mundo de la inversión, en que hay que ser fiel a tu filosofía inversora y darle un punto de pragmatismo. El junco resiste mejor el huracán que el tronco de un árbol, y la adaptación al entorno es clave. Nuestros analistas y gestores están todos los días buscando oportunidades, cuestionándose cualquier paradigma y definiendo márgenes de seguridad por si lo previsible no termina aconteciendo. Hay que esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor. Y en eso MAPFRE tiene una experiencia aseguradora que se convierte en una ventaja competitiva.

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