
Artículo de Daniel Sancho, Responsable de Inversiones – MAPFRE Gestión Patrimonial
“Los traders pueden causar volatilidad a corto plazo. A largo plazo, el mercado debe volver a un múltiplo de precio/beneficios sensato”. Esta cita del economista y presentador de televisión estadounidense Ben Stein incluye lo que, para mí, es clave a la hora de valorar la volatilidad o la frecuencia e intensidad de los cambios de precios de un activo: un horizonte temporal específico.
En los mercados financieros tenemos constantemente noticias que hacen que los activos se muevan diariamente y, dependiendo del momento y de las interpretaciones, los movimientos serán de una u otra índole.
En el momento en el que nos encontramos, las noticias están siendo especialmente negativas y con una gran cantidad de incertidumbre, lo que hace que la volatilidad esté en niveles no vistos desde el 2008, cuando tuvo lugar la quiebra de Lehman Brothers.
De hecho, la semana pasada el S&P500 se mantuvo ocho días consecutivos con rentabilidades diarias del +/-4% rompiendo el récord de seis sesiones de 1929. Podemos escandalizarnos si calculamos la volatilidad que hay detrás de estas variaciones.
Imagínense un caso hipotético en el que durante el periodo que estamos viviendo de distanciamiento social, nos prohíben ver la evolución de los mercados bursátiles a diario y solo los podemos ver una vez cada 15 días. Les aseguro que desde el punto de vista emocional sería mucho más llevadero y, desde el punto de vista numérico, el valor de la volatilidad seria mucho menor.
Una vez que hemos disfrutado de dicha falta de información acerca de los mercados bursátiles, decidimos intentar convencer a las autoridades para que nos prohíba ver la evolución del mercado durante todo este año. Al fin y al cabo, a día de hoy tenemos muchas más preocupaciones y nuestra inversión en renta variable siempre debe ser a un plazo mayor a 5 años.
Cuando llegue la primavera de 2021 y podamos volver a ver nuestras inversiones, tendrán un valor mayor o menor, pero lo que está claro es que nos habremos ahorrado muchas emociones durante todo el camino y, casi todas ellas, negativas. Dicho de otro modo, no habremos visto la volatilidad diaria que, en años como este, lo único que nos produce es pesimismo e incertidumbre.
Con este ejercicio de imaginación quiero hacer ver al lector que, si los periódicos hicieran referencia a la volatilidad de los mercados bursátiles fijándose en la volatilidad con datos anuales en lugar de con datos diarios, algunos titulares serían mucho más amigables y generarían mucho menos pánico.
A la hora de construir carteras vuelve a ser clave el horizonte temporal. Para saber qué riesgos y qué volatilidad queremos asumir tenemos que saber cuál es el tiempo que estamos dispuestos a mantener la inversión. Siempre se ha dicho que los perfiles con un horizonte de inversión a largo plazo son más arriesgados cuando en la práctica no tiene por qué ser verdad. A medida que pasa el tiempo hemos visto que si evitas asustarte con la volatilidad a corto plazo y consigues centrarte en el largo plazo tu riesgo cada vez será menor ya que tendrás más tiempo para suavizar la volatilidad de la cartera.
Para que en la práctica se cumpla la teoría, es obligatorio que cumplamos con nuestra palabra y seamos fuertes psicológicamente. En los momentos de tensión como los que estamos viviendo ahora estaremos obligados a recordar cuál es nuestro horizonte de inversión y estaremos obligados a recordar que la volatilidad diaria no es igual a la volatilidad mensual o la volatilidad anual. De este modo nos daremos cuenta que la volatilidad no tiene por qué asustar y solo tendremos que hacer lo posible por relativizarla.